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El mundo… ¿tal y cómo lo conocemos?

Cualquiera que haya leído mi entrada anterior, ha podido hacerse extrañado la siguiente pregunta: ¿realmente Groenlandia es del tamaño de América del Sur? Si no, algo raro hay en el mapamundi de la primera imagen.

Por supuesto que Groenlandia, con un superficie de algo más de 2 millones de km²,  no es más grande que Sudamérica que ocupa casi 18 millones de km². Es más, ni siquiera es más grande que Australia que supera los 7.5 millones de km². ¿Entonces, el mapa está mal dibujado? Pues… sí y no.

La clave está en darnos cuenta de que nuestro planeta no es plano, sino esférico y, por mucho que se empeñen los cartógrafos, es imposible encajar una superficie esférica en una plana y por tanto no existe ningún planisferio que refleje fielmente la geografía terrestre. Para esto, la única posibilidad es utilizar un globo terráqueo (en Mapas y Compañía los hay de diferentes tamaños y precios) o, en su defecto, aquí nos conformaremos con Google Earth, que a pesar de mostrar su fotografías en una pantalla (plana), utiliza las librerías 3D de nuestras tarjetas gráficas para simular una esfera real.

Imágenes satélite de Groenlandia y Australia con el mismo nivel de «zoom». ¿Cuál es más grande ahora?

La cartografía (como la estadística), no pretende engañar a nadie y por ello toda representación seria de nuestro planeta en superficie plana hace referencia a la proyección utilizada, es decir, a la transformación matemática que se ha empleado para llevar los puntos de la esfera al plano. Cada una de estas proyecciones «elige» algunas propiedades geométricas de la esfera que prefiere conservar y «renuncia» a otras.  Una de las más comunes es la de Mercator que se caracteriza por que las loxodrómicas (líneas que cortan a los paralelos siempre con el mismo ángulo) son rectas. Esto era bastante útil en la segunda mitad del XVI cuando Mercator la propuso pues facilitaba el trazado de rumbos de navegación y provocaba distorsiones pequeñas en zonas ecuatoriales, sin embargo, no es muy buena para enseñarle el aspecto del mundo a un chaval, porque no conserva las superficies y la deformación se incrementa de manera notable en los polos (de ahí el aspecto de nuestra macro-Groenlandia).

Recomiendo dos webs para hacernos una idea del catálogo de proyecciones y el aspecto que tienen. La primera pertenece a una agencia gubernamental de Estados Unidos y contiene descripciones breves y concisas de las principales proyecciones junto con gráficos para hacernos idea de cómo se obtienen. La segunda es de la Universidad Técnica de Viena y permite representar y configurar más de 30 proyecciones distintas. Por ejemplo, la Mollweide sí que preserva las áreas, aunque no las formas.

El mundo según Mollweide. Aunque las dos islas en las que nos fijamos tienen ahora una superficie proporcional a la real, sus siluetas han sido deformadas.

Curioso, ¿no? Seguro que a partir de ahora cada vez que os encontréis un mapamundi, lo miraréis con otros ojos.

P.D: Todavía queda algo que comentar acerca de todo este asunto, pero quedará para la siguiente entrada.